miércoles, 4 de octubre de 2017

Unach iniciará exploración arqueológica sobre la cultura Puruhá

Ph.D. Pedro Carretero, docente investigador y arqueólogo de la
Universidad Nacional de Chimborazo
Perfil del Investigador
Pedro Antonio Carretero Poblete, investigador de la Facultad de Ciencias de la Educación, Humanas y Tecnologías de la Universidad Nacional de Chimborazo, nació en Getafe (Comunidad de Madrid, España), el 22 de enero de 1973.
Estudió en su ciudad natal y su educación superior de grado en Historia Antigua, en la Universidad Complutense de Madrid, así como su doctorado en Geografía e Historia.


Correo: pcarretero@unach.edu.ec

Actualmente es docente de las asignaturas Arqueología I y Arqueología II en la carrera de Ciencias Sociales, lo que le ha permitido trabajar con sus estudiantes en la exploración arqueológica de la cultura Puruhá.

¿Cuál es el trabajo arqueológico que desarrolla la carrera de Ciencias Sociales?
La universidad aprobó la creación de un grupo de investigación llamado Puruhá, que trabajará en Arqueología e Historia de esta nacionalidad, desde la antigüedad hasta el momento actual, y vamos a presentar esta semana un proyecto de investigación para realizar un estudio global en una comunidad de Calpi, con la cual hemos trabajado desde hace un año atrás.

¿Qué actividades han planificado ejecutar con este proyecto?
Primero, nuestro equipo es multidisciplinario, compuesto por ocho profesores universitarios, un técnico de patrimonio del municipio, Danilo Mejía, y estudiantes de Ciencias Sociales, entonces hemos adelantado varias actividades que responden a este grupo de profesionales.
Trabajaremos con drones y GIS, con lo que haremos una distribución espacial del área ocupacional Puruhá, hemos localizado la zona de enterramientos, la zona de habitación y la zona ritual, que mira al Chimborazo. A partir de esos parámetros vamos a intentar establecer mediante Arqueología espacial, el patrón de asentamiento de los puruháes antes de la llegada de los incas.

¿Qué otras áreas desarrollarán?
En el equipo participarán el Ing. Ángel Paredes, quien se encargará del trabajo topográfico y la Ph.D. Giuseppina Vanga, de la carrera de Arquitectura, quien se encargará del tema de patrimonio cultural material, sobre la construcción de las casas de abobe y tapial, tratando de salvarlas. Tenemos a la antropóloga Tamara Landívar, directora del Museo Pumapungo de Cuenca, que se encargará del patrimonio cultural inmaterial. Está integrada una profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, quien realizará los análisis de las pastas de las cerámicas y de los contenidos.
Además, participarán los estudiantes de Arqueología I y II de Ciencias Sociales para que realicen sus prácticas allí.

¿Quién financia el estudio?
Hemos conseguido el apoyo de la empresa riobambeña Hormivias S.A. que, debido a su responsabilidad social corporativa, ha decidido apoyarnos y gracias a su contribución económica realizaremos la intervención arqueológica, que se realizará entre noviembre y diciembre de 2017.

¿Qué resultados esperan obtener con la intervención?
Queremos excavar en necrópolis que tenemos localizadas y el patrón de asentamiento. Conocemos los tipos de objetos puruháes que encontraremos: vaso bicónico antropomorfo, trípode y cuenco.

¿Existen sitios arqueológicos y restos que no han sido estudiados en la zona?
Desde Jijón y Caamaño (1927) y los estudios del padre Porras, no ha existido una intervención arqueológica sistemática.

Es decir, que de la cultura Puruhá sabemos poco
Es una de las nacionalidades más significativas del país; sin embargo, sus antecedentes históricos preincas no los conocemos. Se ha expoliado mucho, pero no se ha hecho intervención científica desde hace noventa años.

¿Sería necesario el compromiso de las instituciones y de la sociedad chimboracense para emprender un proyecto arqueológico mayor?
La idea sería que las instituciones respalden los estudios y la exploración arqueológica, así como la participación de científicos y estudiantes. También comprender que no se puede expoliar, que los habitantes hagan conciencia de si encuentran restos arqueológicos deben llamar al Instituto de Patrimonio Cultural o a nosotros como institución científica para emitir un informe o ficha de registro de cada resto, para tramitar algún tipo de salvaguardia.

¿La falta de recursos económicos es una limitante para emprender esta tarea histórica?
Sí, no llegamos a más porque no tenemos personal, material o dinero para contratar más gente, por lo que nuestra intención es hacer mapas y cartas arqueológicas del cantón Riobamba, para que se pueda proteger esos sitios, además, cuando se vaya a realizar una obra pública o privada, los documentos elaborados orientan cómo desarrollar los trabajos sin afectarlos.

¿El GADM de Riobamba emprenderá trabajos en sectores como la Plaza Roja y el Parque Barriga?
Debe tener un arqueólogo para hacer vigilancia de movimiento de tierras, es decir, Arqueología de emergencia, nosotros como investigadores de la Unach estaríamos dispuestos a ayudarles, tenemos muy buena relación con la Dirección de Patrimonio del municipio, quienes pueden contar con la única institución que tiene arqueólogos en la provincia que somos nosotros.

Existe mucha retórica en la sociedad riobambeña, sobre el orgullo de tener raíces puruháes, pero nos damos cuenta que ni siquiera conocemos a profundidad esta cultura
El problema es que, cuando vamos a realizar investigaciones sobre los puruháes, existen pocos estudios. Tenemos muchos cacharros puruháes, pero provienen de saqueos o de intervenciones no autorizadas o regladas, desconocemos el contexto histórico, pues lo peor que le puede pasar a una cultura es que existan arqueólogos aficionados.

¿Por qué intervienen en esta comunidad de Calpi y no en otros sectores?
Nosotros tenemos localizados muchos sitios arqueológicos y el más fácil de empezar es la necrópolis de Calpi por su facilidad de acceso. Sin embargo, a la vez es más complejo, porque el mundo de los muertos es más difícil de entender que el mundo de los vivos. En una casa las personas hacen vida y se parece mucho a través de los tiempos, por ejemplo: la distribución de espacios, quien tenía la carga de traer los alimentos, de cocinar, qué productos se consumen.
En cambio, una necrópolis es más compleja; tenemos que ver cómo es el patrón de enterramiento, la orientación de las tumbas, de los cuerpos y cómo fue el ritual, desde los productos y utensilios que acompañan al muerto. Todos estos conocimientos, nos permitirán tener antecedentes para desarrollar otros proyectos en Riobamba.


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