Ph.D. Pedro Carretero, docente investigador y arqueólogo de la Universidad Nacional de Chimborazo |
Perfil del Investigador
Pedro Antonio Carretero
Poblete, investigador de la Facultad de Ciencias de la Educación,
Humanas y Tecnologías de la Universidad Nacional de Chimborazo, nació en Getafe
(Comunidad de Madrid, España), el 22 de enero de 1973.
Estudió en su ciudad
natal y su educación superior de grado en Historia Antigua, en la Universidad
Complutense de Madrid, así como su doctorado en Geografía e Historia.
Correo: pcarretero@unach.edu.ec
Actualmente es
docente de las asignaturas Arqueología I y Arqueología II en la carrera de Ciencias
Sociales, lo que le ha permitido trabajar con sus estudiantes en la exploración
arqueológica de la cultura Puruhá.
¿Cuál es el trabajo arqueológico que desarrolla la
carrera de Ciencias Sociales?
La universidad
aprobó la creación de un grupo de investigación llamado Puruhá, que trabajará
en Arqueología e Historia de esta nacionalidad, desde la antigüedad hasta el
momento actual, y vamos a presentar esta semana un proyecto de investigación para
realizar un estudio global en una comunidad de Calpi, con la cual hemos
trabajado desde hace un año atrás.
¿Qué actividades han planificado ejecutar con este
proyecto?
Primero, nuestro
equipo es multidisciplinario, compuesto por ocho profesores universitarios, un
técnico de patrimonio del municipio, Danilo Mejía, y estudiantes de Ciencias
Sociales, entonces hemos adelantado varias actividades que responden a este grupo
de profesionales.
Trabajaremos con
drones y GIS, con lo que haremos una distribución espacial del área ocupacional
Puruhá, hemos localizado la zona de enterramientos, la zona de habitación y la
zona ritual, que mira al Chimborazo. A partir de esos parámetros vamos a
intentar establecer mediante Arqueología espacial, el patrón de asentamiento de
los puruháes antes de la llegada de los incas.
¿Qué otras áreas desarrollarán?
En el equipo
participarán el Ing. Ángel Paredes, quien se encargará del trabajo topográfico
y la Ph.D. Giuseppina Vanga, de la carrera de Arquitectura, quien se encargará
del tema de patrimonio cultural material, sobre la construcción de las casas de
abobe y tapial, tratando de salvarlas. Tenemos a la antropóloga Tamara
Landívar, directora del Museo Pumapungo de Cuenca, que se encargará del patrimonio
cultural inmaterial. Está integrada una profesora de la Universidad Autónoma de
Madrid, quien realizará los análisis de las pastas de las cerámicas y de los
contenidos.
Además, participarán
los estudiantes de Arqueología I y II de Ciencias Sociales para que realicen
sus prácticas allí.
¿Quién financia el estudio?
Hemos conseguido el
apoyo de la empresa riobambeña Hormivias S.A. que, debido a su responsabilidad
social corporativa, ha decidido apoyarnos y gracias a su contribución económica
realizaremos la intervención arqueológica, que se realizará entre noviembre y
diciembre de 2017.
¿Qué resultados esperan obtener con la intervención?
Queremos excavar en
necrópolis que tenemos localizadas y el patrón de asentamiento. Conocemos los
tipos de objetos puruháes que encontraremos: vaso bicónico antropomorfo, trípode
y cuenco.
¿Existen sitios arqueológicos y restos que no han sido
estudiados en la zona?
Desde Jijón y
Caamaño (1927) y los estudios del padre Porras, no ha existido una intervención
arqueológica sistemática.
Es decir, que de la cultura Puruhá sabemos poco
Es una de las
nacionalidades más significativas del país; sin embargo, sus antecedentes históricos
preincas no los conocemos. Se ha expoliado mucho, pero no se ha hecho
intervención científica desde hace noventa años.
¿Sería necesario el compromiso de las instituciones y
de la sociedad chimboracense para emprender un proyecto arqueológico mayor?
La idea sería que
las instituciones respalden los estudios y la exploración arqueológica, así
como la participación de científicos y estudiantes. También comprender que no
se puede expoliar, que los habitantes hagan conciencia de si encuentran restos
arqueológicos deben llamar al Instituto de Patrimonio Cultural o a nosotros
como institución científica para emitir un informe o ficha de registro de cada
resto, para tramitar algún tipo de salvaguardia.
¿La falta de recursos económicos es una limitante para
emprender esta tarea histórica?
Sí, no llegamos a más
porque no tenemos personal, material o dinero para contratar más gente, por lo
que nuestra intención es hacer mapas y cartas arqueológicas del cantón Riobamba,
para que se pueda proteger esos sitios, además, cuando se vaya a realizar una
obra pública o privada, los documentos elaborados orientan cómo desarrollar los
trabajos sin afectarlos.
¿El GADM de Riobamba emprenderá trabajos en sectores
como la Plaza Roja y el Parque Barriga?
Debe tener un
arqueólogo para hacer vigilancia de movimiento de tierras, es decir,
Arqueología de emergencia, nosotros como investigadores de la Unach estaríamos
dispuestos a ayudarles, tenemos muy buena relación con la Dirección de
Patrimonio del municipio, quienes pueden contar con la única institución que
tiene arqueólogos en la provincia que somos nosotros.
Existe mucha retórica en la sociedad riobambeña, sobre
el orgullo de tener raíces puruháes, pero nos damos cuenta que ni siquiera
conocemos a profundidad esta cultura
El problema es que, cuando
vamos a realizar investigaciones sobre los puruháes, existen pocos estudios.
Tenemos muchos cacharros puruháes, pero provienen de saqueos o de intervenciones
no autorizadas o regladas, desconocemos el contexto histórico, pues lo peor que
le puede pasar a una cultura es que existan arqueólogos aficionados.
¿Por qué intervienen en esta comunidad de Calpi y no
en otros sectores?
Nosotros tenemos localizados
muchos sitios arqueológicos y el más fácil de empezar es la necrópolis de Calpi
por su facilidad de acceso. Sin embargo, a la vez es más complejo, porque el
mundo de los muertos es más difícil de entender que el mundo de los vivos. En
una casa las personas hacen vida y se parece mucho a través de los tiempos, por
ejemplo: la distribución de espacios, quien tenía la carga de traer los
alimentos, de cocinar, qué productos se consumen.
En cambio, una
necrópolis es más compleja; tenemos que ver cómo es el patrón de enterramiento,
la orientación de las tumbas, de los cuerpos y cómo fue el ritual, desde los
productos y utensilios que acompañan al muerto. Todos
estos conocimientos, nos permitirán tener antecedentes para desarrollar otros
proyectos en Riobamba.
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