Entrevista con el Arq. Freddy Ruiz, director de la carrera de
Arquitectura, la Arq. Nathalie Santamaría, docente y directora del proyecto “Vivienda Emergente y
Sustentable: Una Solución para la Comunidad de Río Muchacho” y la Ph.D. María Vanga, docente
investigadora.
La carrera de Arquitectura de la Universidad
Nacional de Chimborazo, dentro de su trabajo de investigación ha generado el proyecto internacional y multidisciplinario “Vivienda Emergente y
Sustentable: Una Solución para la Comunidad de Río Muchacho”, un asentamiento
afectado por el terremoto del 16 de abril de 2016.
Los integrantes del proyecto de investigación junto a la maqueta del proyecto ganador |
El Arq. Freddy Ruiz, director de la carrera, señala que han desarrollado cuatro
proyectos sociales y con esta visión se han reunido en varias ciudades del país
para generar acciones de apoyo para los ecuatorianos afectados por el sismo,
“para dar nuestro granito de arena con la reconstrucción, en este caso tenemos
el proyecto de vivienda emergente y sustentable”.
La responsable de la propuesta, Arq. Nathalie Santamaría, docente y
directora de la propuesta, manifiesta que su objetivo es “dar una solución de
vivienda temporal, pero que se extienda a largo plazo para los damnificados del
terremoto del 16 de abril y pretendemos construir unas 10 viviendas en la
comunidad”. Nos cuenta que para ello han organizado “un grupo de investigación,
que también ha generado actividad académica y de vinculación, que conforman la
Ph.D. María Vanga, el Arq. Freddy Ruiz, el Ing. Ángel Paredes de Ingeniería
Civil, estoy yo y también participó un grupo de seis estudiantes que realizan
sus prácticas preprofesionales”.
Le consultamos qué actividades ha realizado el equipo y nos responde que el
primer paso fue identificar “la comunidad beneficiada que es Río Muchacho, que
está ubicada a 14 kilómetros de Canoa, en la provincia de Manabí, ubicada en un
sector rural en donde están afectadas 17 viviendas. Después de la selección, se
realizaron dos visitas in situ, una con docentes y otra con estudiantes, para
hacer un levantamiento de la información, de cuál es el estado de las
viviendas, su localización, el factor socioeconómico de las familias, el
contexto, etc.”. También nos informa que se han generado contactos con “Bomberos
Unidos Sin Fronteras de España, que va a canalizar el financiamiento y con Río
Muchacho Organic Farm, quienes son los organizadores locales, que llevan un
proyecto de educación sostenible en la comunidad” y en Chimborazo se ha
“involucrado la Cámara de la Construcción de Riobamba”.
Para el
diseño arquitectónico de las viviendas, la Arq. Santamaría señala que la
carrera tiene un taller vertical, donde normalmente trabajan estudiantes y
docentes de todos los niveles de estudio, en el cual se enlazan conocimientos y
experticias; y, gracias a esta metodología académica organizaron un evento que
duró tres días, del cual salieron 14 propuestas de vivienda, de ellas “se ha
hecho la selección de una que cumplió con los criterios de áreas, de
presupuesto, de fácil construcción, que sea modular para permitir un futuro
crecimiento”.
La Ph.D.
María Vanga, docente investigadora de Arquitectura, señala que el proyecto
tiene una investigación bibliográfica de sustento, todo el acervo de estudio y
“de una de las visitas in situ se seleccionaron las familias, en base a ciertos
criterios “como la discapacidad, la tercera edad, las condiciones económicas”.
Una de las primeras etapas será la construcción del prototipo para una familia
que tiene miembros con capacidades especiales, pero actualmente “estamos en la
modificación y adecuación de la maqueta ganadora del concurso”. La Dra. Vanga
dice que una de las actividades pendientes es la educación a la comunidad, por
ello “el siguiente paso es hacer un manual de fácil uso en construcción que lo
utilizaremos para la capacitación”.
En cuanto al
financiamiento de las casas, la Directora del proyecto de investigación calcula
que tendrá un costo aproximado de 3800 dólares, estructurada “con bambú, ya que
la gente ahora prefiere usar materiales livianos, sismo resistentes, flexibles,
ligeros, son económicos y se adaptan mejor al entorno natural”. El área de
construcción tendrá 40 metros cuadrados, con cuatro espacios versátiles, que
pueden modificarse de acuerdo a las necesidades de cada familia, con un baño
exterior, “una letrina ya que no hay alcantarillado ni agua potable en la zona,
entonces se ha tenido que considerar estrategias medioambientales como la
recolección de agua lluvia y el reúso de deshechos”.
Las
investigadoras aspiran que los fondos estén disponibles en septiembre, por lo
que comenzarían a construir en octubre de 2016, movilizando de 6 a 8
voluntarios por vivienda, para lo cual hacen un llamado a los estudiantes
universitarios para que participen en el proyecto y a la ciudadanía para que
colabore con materiales de construcción y productos alimenticios no perecibles
para el voluntariado, donaciones que pueden dejar en la Dirección de carrera de
Arquitectura, en la facultad de Ingeniería del campus Édison Riera Rodríguez o
comunicarse a la oficina llamando al número 3730880, ext.: 1413.
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